Cali, octubre 30 de 2025. Actualizado: jueves, octubre 30, 2025 23:02
Un recorrido apasionante por el proceso creativo
Más que libros: obras que se sienten, se escuchan y se viven
Por Rosa María Agudelo Ayerbe
Fui a la presentación del nuevo libro de Celsia en la Feria Internacional del Libro del Pacífico esperando un evento tradicional, con discursos formales y palabras de protocolo.
Pero lo que encontré en la carpa de la empresa fue un recorrido apasionante por el proceso creativo de una colección que transforma el concepto mismo de libro de arte.
El arte que se vuelve experiencia
La conversación entre los editores y artistas reveló algo que pocas veces se cuenta: hacer un libro de arte no es solo imprimir imágenes bellas, es traducir emociones, técnicas y universos personales en un objeto que se pueda vivir.
Cada año, el Taller de Edición y Celsia seleccionan a un artista para cocrear una obra que va más allá de la lectura.
El proceso empieza con largas conversaciones en el taller, revisando bocetos, cuadernos, catálogos y anécdotas. De allí nacen diseños únicos, adaptados al alma de cada creador.
“El libro en sí mismo es una obra. No es solo para ver arte, sino para sentirlo desde el momento en que lo tocas.”
Esa filosofía se percibe en cada detalle. Hay libros que se abren como esculturas, otros que traen lupas para descubrir secretos diminutos, y algunos que se despliegan como escenarios tridimensionales.
La colección no se repite: cada título tiene su propio lenguaje, su propio gesto.
Arte que se toca, se escucha y se comparte
Tengo la fortuna de tener tres de esos títulos en mis manos y no exagero al decir que su magia comienza cuando uno los abre.
En Naturaleza y asombro, del fotógrafo Memo Gómez, las aves parecen cobrar vida. Basta escanear un código QR para escuchar sus cantos, acompañados de una lista musical que el artista usó mientras creaba.
En Contra la oscuridad, de Catalina Estrada, el diseño es una metáfora poderosa: un libro oscuro por fuera que, al abrirse, estalla en color. Es un homenaje a la belleza, la luz y la esperanza que emergen del contraste.
Y Bajo las estrellas, del astrofotógrafo Camilo Jaramillo, lleva la mirada al cosmos. Fotografías tomadas en Colombia, Islandia y México invitan a descubrir la energía que habita en las estrellas.
Cada libro tiene una esencia propia, pero todos comparten un propósito: democratizar el arte y acercarlo a la gente común.
“No hacemos libros para curadores —explicaron los editores—, los hacemos para el ciudadano, el inversionista, el accionista, el lector que se deja sorprender.”
Celsia: una empresa que conecta energía y cultura
Lo que comenzó como un proyecto editorial se ha convertido en una plataforma de arte y comunicación. Celsia entrega estos libros como obsequio a sus accionistas durante la asamblea anual, y también los dona a museos como La Tertulia, que pueden venderlos para recaudar fondos.
Es un gesto simbólico, pero poderoso: una empresa de energía que ilumina con cultura.
En esas entregas, los asistentes hacen fila para conocer a los artistas, pedirles una dedicatoria y llevarse a casa una obra firmada.
Es un momento de conexión auténtica entre el arte, la empresa y la comunidad.
“La gente siente que se lleva una obra de arte. No hay que ser millonario para tener una acción de Celsia”, dijeron con orgullo los organizadores.
Una colección que crece y se reinventa
Hasta ahora se han publicado nueve títulos, y cada uno representa un desafío creativo. Desde las esculturas de Beatriz Olano hasta los mundos de color y diseño de Catalina Estrada, la colección explora la relación entre arte, emoción y energía.
El próximo proyecto, ya anunciado, estará dedicado a Débora Arango, una de las artistas más importantes del siglo XX.
Será un homenaje a su valentía, a su mirada crítica y a su capacidad de retratar la violencia y el machismo de su tiempo.
El libro saldrá junto a una exposición en el Museo de Arte Moderno, reviviendo su legado para las nuevas generaciones.
Más que arte, energía que inspira
Después de la presentación, salí con una certeza: estos libros no son solo objetos hermosos, son una declaración de propósito.
Cada página, cada textura y cada sonido invitan a mirar el arte desde lo cotidiano, a sentirlo como una forma de energía que transforma.
Y sí, tienen razón los editores: los libros no están desapareciendo. Están renaciendo en formas nuevas, llenas de vida, de sentidos y de emoción. No es magia, es energía narrativa.


 
            