Ecopetrol, en el camino de PDVSA

Rosa María Agudelo

Ecopetrol, la principal empresa colombiana, enfrenta una crisis preocupante.

En 2022, la empresa valía 30 mil millones de dólares; hoy, su valor es de 18 mil millones, una caída del 40% en sus acciones.

Esta pérdida no obedece a condiciones del mercado internacional, como justifica su presidente.

El gobierno es el único responsable de la pérdida de valor de Ecopetrol.

El gobierno ha cancelado proyectos de exploración y frenado inversiones importantes.

Además ha debilitado el gobierno corporativo de la empresa inmiscuyéndose políticamente en decisiones técnicas.

Sin duda, Petro es el autor intelectual de la desconfianza de los mercados en el futuro de la empresa que tienen su valor en caída libre.

Esta situación nos debe preocupar a todos porque impacta negativamente la economía colombiana, reduciendo ingresos fiscales y regalías para las regiones.

Esto disminuye los recursos para inversión social y proyectos locales, afecta la inversión extranjera y golpea a pequeños accionistas.

Sí, las petroleras globales han enfrentado periodos de volatilidad pero la mayoría ha logrado estabilizarse.

Ecopetrol, sin embargo, sigue en declive, debido a factores internos y decisiones políticas.

Esto nos obliga a preguntarnos si la empresa va en el mismo camino que la petrolera venezolana PDVSA, donde la influencia política minó la independencia y eficiencia de la compañía.

Colombia es un país pobre con pocas fuentes de riqueza y no se puede dar el lujo de acabar con las pocas que tiene.

En campaña Petro anunció que reemplazaría las regalías del petróleo por las ganancias de los aguacates.

Hasta hoy solo veo cumplida la primera parte de la promesa: perdemos Ecopetrol y no hay planes de sustitución de ingresos y menos de renovación energética.