Cali, julio 15 de 2025. Actualizado: martes, julio 15, 2025 23:36
Hipopótamos y conejos
De niño mi juguete favorito era un hipopótamo al que bauticé Pepepótamo. Años después, cuando supe que Hanna-Barbera tenía una caricatura con ese mismo nombre, supuse que me habían robado la idea. En fin…
Desde entonces profeso un encanto particular por estos gorditos animalitos, a pesar de que son el animal más peligroso de África y el que más muertes humanas causa por ataque.
Recuerdo que en los años ochenta, cuando el país vivía bajo el terror de las narcobombas, Pablo Escobar importó a Colombia cuatro hipopótamos. ¡Sentí envidia!
Todo esto volvió a mi mente al enterarme de que, en este 2025, el censo de hipopótamos criollos en el Magdalena Medio ronda ya los 200 ejemplares.
De cuatro a casi 200 en poco más de 40 años equivale a una tasa de crecimiento del 9.5% anual. Lo que significa que estos gorditos la han pasado muy bien… y se han reproducido como conejos.
Si las cosas siguen igual —el ceteris paribus que nos gusta a los economistas—, la población de hipopótamos se duplicará cada siete años.
Y si nosotros, los colombianos, seguimos creciendo a un modesto 1.1% anual, un día habrá más hipopótamos que humanos cruzando el Magdalena.
Termino con algo que me parece fascinante: en casi cincuenta años, no se ha presentado ningún incidente mortal con estos animales en Colombia; lo cual es, extrañísimo, considerando su historial en África.
¿Será que nuestros hipopótamos paisas están dedicados al amor —como los conejos— y no atacan a nadie?
Ojalá esa advertencia que dice que “los problemas que se reproducen en silencio muerden más duro cuando despiertan” nunca se aplique a nuestros hipos.