Cali, mayo 25 de 2025. Actualizado: viernes, mayo 23, 2025 23:15
Ábran paso: su majestad la papa china de la Costa Pacífica sale a conquistar el mundo
A la papa china la señalan como “la Perla de la Tierra”, pues ese delicioso tubérculo que se agazapa bajo el suelo, brilla cuando se pela, con su color marfil, ambarino o violeta.
Su nombre científico es “Colocasia esculenta”. En Colombia, México, Puerto Rico, Guatemala y Honduras se le conoce también como malanga o taro; cará en Brasil, yautía coco en República Dominicana y bituca o pituca en el Perú.
Es un alimento básico para muchas comunidades rurales y urbanas de nuestro país, especialmente de la región Pacífica.
También se sirve en las mesas de la costa Atlántica acompañando el sancocho de gallina, el mondongo, el mute o el mote de queso; pero en el interior, los cachacos apenas si saben que existe. ¡Pobres! ¡No tienen idea de lo que se están perdiendo!
Se prepara de diferentes formas, sancochada, frita, en puré, en tortas o en galletas. Como es un tubérculo y no un cereal, tiene una poderosa ventaja sobre estos: no contiene gluten.
Además, es beneficiosa para la salud por sus vitaminas A, B1, B2, C, y minerales como calcio, fósforo, hierro y potasio.
En el mundo, se consume en los países andinos, en la cuenca del mar Caribe, en el África Central, en la India, en la China y en general en el lejano oriente.
En la China hay un verdadero culto por ese tubérculo de los dioses. Es el mayor cultivador y consumidor a nivel mundial y también el país que, por su extraordinaria cultura, no solo universalizó su nombre, sino que creó los más variados y apetitosos platos.
Su zona de origen sigue en discusión, aunque la mayoría de los autores coinciden en que se originó en el nordeste de la India hasta Nueva Guinea.
Se dice que en siglo XVII se introdujo en la China por comerciantes portugueses y se adaptó al clima subtropical del sur. Se convirtió en el alimento básico de los pobres y poco a poco fue escalando hasta convertirse también en un alimento de lujo.
Constituye un magnífico negocio. La zona pacífica colombiana es un lugar ideal para potenciar el cultivo de la papa china, con fines de aumentar nuestro consumo interno y adentrarnos en la exportación, pues, en los claros húmedos selváticos crece silvestre, a sus anchas.
En nuestro departamento costeño del Valle del Cauca, se cultiva con sabiduría ancestral en la zona rural de Buenaventura. Se adapta bien desde el nivel del mar hasta los 1.500 m.s.n.m.
Su temperatura óptima esta entre los 25 y 30 ºC y dura en madurar entre 7 y 8 meses. Se aprovecha tanto su tubérculo, como su tallo y sus grandes hojas.
Desde el inicio de la nación, los gobiernos han venido hablando sobre las potencialidades del Pacífico, pero no han hecho nada que valga la pena aplaudir.
Es la zona más olvidada de nuestro país, habitada mayoritariamente por afros e indígenas. Solo es noticia para hablar de las masacres y los desplazamientos que han ocurrido en este olvidado territorio.
Pero el Pacífico es mucho más que pobreza. Acá a las personas les toca inventarse y reinventarse para poder sobrevivir.
Últimamente han aparecido una gran cantidad de ideas sobre parques industriales, parques tecnológicos y ensambladoras; pero no ha pasado nada, pues la vocación de los habitantes no está para esos desarrollos, sino para potenciar sus adelantos agroindustriales ancestrales.
Lo que el establecimiento nunca ha pensado en serio, es que el Pacífico, al que tienen como territorio por donde entran costosas y voluminosas importaciones y salen anoréxicas y lánguidas exportaciones, está ubicado en la zona comercial más importante del planeta.
Alexander Ruíz Hurtado, un visionario nacido en las riberas del río Guapi, criado con tapado de pescado, papa china y banano verde, y viajero frecuente a la República Popular de China, está empecinado (obseso, loco) con una opción competitiva que, combine los conocimientos ancestrales de los agricultores de la zona pacífica con los adelantos, la productividad y la pulida gastronomía de los orientales.
El camino no ha sido fácil, pero ha avanzado a un buen ritmo. Con la ayuda del gobierno nacional, el programa “Siembra Pacífico” coordina y opera proyectos agroindustriales competitivos para productos naturales, orgánicos y ancestrales de este territorio.
No es una propuesta teórica, es un programa de agro-industrialización competitiva de alto valor, en marcha. Se está impulsando el cultivo, la producción, el procesamiento y la estandarización de muchos productos que se dan silvestres en la zona. Ya se han estandarizado 52 productos de alto valor comercial, con el objetivo futuro de emparejar la balanza comercial.
Son inmensas las posibilidades, no solo para la papa china, sino para el lulo del Pacifico, el naidí o asaí, el cacao, el coco, el ñame, el camote y la rascadera.
Por gentileza de Alex, pude degustar un variado surtido que, de ser procesados en los puertos de la costa pacífica, se convertirían en una fuente de divisas y desarrollo.
Hojuelas de malanga, violetas, de sabor celestial; natilla de papa china que hace ruborizar al maíz; suplementos proteico-calórico de taro que pueden sustituir a los foráneos Prowhey, Ensure y Pediasure; además, salsa boloñesa, malteadas y jugos de papa china.
Una variedad de nuevos sabores que traen consigo la esencia del Pacífico, el olvidado pero promisorio territorio que es uno de los pocos pulmones naturales que le quedan al planeta.